La expedición realizada en las aguas de Golfo Dulce, en la Península de Osa, revela hallazgos preocupantes. Así lo aseguró un equipo de investigación formado por nueve mujeres y un hombre, quienes exploraron y estudiaron las profundidades del Golfo, ubicado al suroeste de nuestro país.
La investigación arrojó datos -a simple vista- de la gran cantidad de sedimentación que se encuentra en el fondo marino. Más aún, a medida que descendía el submarino Deep See, el tono del agua pasaba de verduzco a turbio; teniendo visibilidad menor a ocho metros. “Me preocupó montones ver montañas de sedimento por debajo. En las zonas más profundas, tal vez a 200 metros, usted ve el piso plano plano, pero también ve cosas que le indican que ni siquiera el agua está circulando bastante, de ahí viene la falta de oxígeno”, sostuvo Helena Molina, bióloga y jefa de la investigación.
De acuerdo con Molina, a medida que el Deep See se acercaba a los 65 – 70 metros de profundidad, se observaban cargas de sedimento cayendo, así como material suave. Esto, según indicó, da la impresión de que se trata de sedimento nuevo y fresco, proveniente de las últimas temporadas lluviosas (material de arrastre de los ríos, entre árboles, piedras y desechos).
En una de las inmersiones realizadas se logró recolectar una muestra de los sedimentos, que será analizada para conocer la antigüedad del mismo.
“Si ya son cosas que no son del último siglo, yo pensaría que son procesos naturales; pero lo que ha estado sucediendo de forma acelerada en las últimas décadas me tiene seriamente alarmada. Nuestros compañeros del Centro de Investigación en Ciencias del Mar (CIMAR) ya han dado el toque de alarma. Había unos arrecifes bellísimos y es impresionante ver como está todo sepultado por los sedimentos”, comentó Molina.
La investigadora, además, se mostró preocupada por los posibles plaguicidas, metales pesados y otros materiales dañinos que podrían estar llegando a la flora y fauna del Golfo Dulce.
“Para mí, lo más importante es frenar lo que está sucediendo ahora, pero eso requiere que varios ministerios empiecen a trabajar en conjunto. Creo que si se mantiene la aplicación de regulaciones establecidas para el área marina de pesca responsable, que ya es Golfo Dulce, se podría pensar en una verdadera sostenibilidad”, sostuvo la investigadora.
“Sin embargo si las amenzas vienen fuera del Golfo, de nada nos van a servir áreas marino protegidas, de nada van a servir vedas si estamos destruyendo los hábitats a punta de sepultarlos con sedimento”, sentenció Molina, refiriéndose a la posibilidad de que sea basura arrastrada por ríos lo que llega al fondo del mar.
La investigación se realizó del 12 al 17 de mayo, gracias a la colaboración del submarino Deep See. Las inmersiones se realizaron en todo el Golfo Dulce, desde su interior hasta la salida.
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