Marta Berard
Foz de Iguazú (Brasil), 3 jul (EFE).- Con el objetivo de contribuir a la conservación del medio ambiente y mejorar la calidad del agua, un programa social promueve el reciclaje de los residuos urbanos y combate las difíciles condiciones de vida de los recolectores de basura en el sur de Brasil.
Bautizado como "Colecta Solidaria", el proyecto se enmarca dentro de un ambicioso programa que desde hace nueve años ejecuta la hidroeléctrica de Itaipú con el empeño de mitigar el impacto nocivo del ser humano en la cuenca del río Paraná, frontera natural entre Paraguay y Brasil.
La iniciativa tiene la función de alejar de la exclusión social a un colectivo que vive en los límites de la marginalidad y también contribuir al reciclaje de los residuos urbanos para evitar que se filtren sustancias contaminantes en las aguas que constituyen la fuente energética de la represa de Itaipú.
El asesor de energías renovables de Itaipú, Cícero Jayme Bley, explicó a Efe que el fenómeno del cambio climático afecta al ciclo de las aguas, por lo que la hidroeléctrica "entró en el juego" de potenciar las energías renovables y la sostenibilidad por "supervivencia y por solidaridad".
El proyecto, que en la actualidad beneficia a unas 2.500 personas, prevé la organización de los recolectores bajo la fórmula de asociaciones o cooperativas para dotarse de una mayor fortaleza como gremio y conseguir mejores condiciones de trabajo.
Una de las ramas del proyecto es la construcción de naves a las que llega la basura para poder separarla, además de dotar esos espacios con balanzas, prensas y maquinaria para el transporte de la basura.
Asimismo, la iniciativa entrega uniformes de trabajo y carros para la recogida de basura a los recolectores, además de cursos formativos.
Una de estas unidades se encuentra en el municipio de Sao Miguel de Iguazú, en el estado de Paraná, donde unos 34 recolectores, con predominio de mujeres, acuden diariamente a su cita con el reciclaje.
El presidente de esa cooperativa, José Feijoo, dijo a Efe que en ese almacén procesan diariamente un poco más de una tonelada de basura y precisó que desde que se constituyeron como grupo las cosas "han mejorado", tanto por las ganancias que reciben, como por las condiciones en las que desarrollan su trabajo.
En el almacén, donde está presente la pestilente mezcla de olores procedentes de los residuos procesados, los trabajadores esperan la llegada de los camiones y una vez que descargan comienza la labor de clasificación de embalajes por sacas para luego hacer la compactación en la prensa y vender los residuos.
Pero las quejas también son comunes entre los miembros de la cooperativa, que demandan a los responsables del programa más equipamientos de trabajo y recibir mejores salarios.
Nelton Miguel Friedrich, director de coordinación del programa Cultivando Agua Buena, en el que se integra el proyecto de reciclaje, se muestra entusiasta con las diferentes iniciativas llevadas a cabo por la hidroeléctrica, que tiene una capacidad instalada de 14.000 megavatios y genera el 20 por ciento de toda la energía consumida en Brasil.
Según el experto, que recientemente presentó el programa en la conferencia de la ONU de Desarrollo Sostenible Río+20, desde 2003 la política de la hidroeléctrica dio un giro para comprender por primera vez la responsabilidad social y convertirse en "una empresa ciudadana".
"La mayor lección que tenemos es la naturaleza", concluye Friedrich.