Avanzamos en la Ruta de la Seguridad Humana
Discurso Presidencial
1ero de mayo, 2012
Señor Presidente
Señoras Diputadas y señores Diputados
Señoras y señores
Costarricenses:
Al cumplirse el segundo año del mandato otorgado por el pueblo de Costa Rica, me presento ante ustedes para rendir cuentas de mi gestión y plantear iniciativas necesarias para la buena marcha del Gobierno, y el bienestar de las y los costarricenses.
Lo hago con renovada fe en nuestra democracia republicana, con orgullo por las virtudes de nuestro pueblo y con el convencimiento de que el liderazgo político debe ser enérgico y proactivo para impulsar iniciativas, pero también sobrio y abierto para valorar críticas y afinar rumbos.
Este es un momento propicio para ponderar el estado de la nación, para debatir de forma constructiva sobre nuestros retos comunes y para propiciar el entendimiento y la concertación pública. Costa Rica lo exige. Costa Rica lo merece.
Es por esto que, además, de rendir cuentas, deseo referirme de manera especial al estado de la política y de los instrumentos de que dispone nuestra democracia, para la negociación, la construcción de acuerdos, la toma de decisiones y su adecuada implementación. Como ustedes, señoras diputadas y señores diputados, podrán apreciar del informe que hoy presento a esta honorable Asamblea Legislativa, nuestro país muestra un robusto desempeño en diversas áreas de su desarrollo. No ignoro los retos que aún debemos enfrentar ni los tropiezos que puedan surgir en el camino, pero hoy puedo afirmar con orgullo, sobre las bases de nuestro legado histórico y con absoluta confianza en nuestro futuro, que Costa Rica sigue a la vanguardia en materia de desarrollo humano, protección del ambiente, competitividad, solidaridad y apego a la paz y la democracia. Sin embargo, observo, serias y profundas trabas y vacíos en materia de gestión pública, negociación política y gobernabilidad. Por ello, se impone un franco debate sobre el estado de nuestra institucionalidad; sobre todo, de su capacidad para actuar eficazmente ante los retos y oportunidades de un país en profunda transformación económica y social, y en un mundo cada vez más complejo. A este aspecto, dedicaré mis reflexiones finales.
Antes, cumplo con informarles sobre los avances en la ejecución de nuestros compromisos con Costa Rica, reunidos todos ellos en la ruta trazada por el Plan Nacional de Desarrollo.
Un norte y una ruta claramente trazados
Hace un año, reafirmé ante ustedes la visión que inspira a mi Gobierno: la de hacer de Costa Rica un hogar más seguro, próspero y digno para todas y todos sus habitantes. Este ha sido el norte que ha marcado nuestra ruta; la ruta de la seguridad humana.
Como apunté en aquel momento, “nunca antes como ahora la palabra inseguridad ha definido tanto nuestras vidas.” Los vertiginosos cambios que experimenta la humanidad y la permanente interconexión entre los pueblos de la tierra que hoy permite la tecnología, propician sentimientos de incertidumbre sobre nuestro futuro y de vulnerabilidad ante las amenazas globales. Así viven el empresario y el trabajador que enfrentan entornos cada vez más demandantes y competitivos; le sucede lo mismo al agricultor ante los embates del cambio climático; nuestras familias así lo perciben ante un crimen que no conoce fronteras.
Frente a esta realidad, lejos de permitir que la inseguridad y el temor nos paralicen en la tarea de alcanzar altos objetivos de bienestar personal y colectivo, debemos abordar, con urgencia y determinación, las tareas que nos permitan afianzar nuestras fortalezas, superar nuestras debilidades y prevalecer como una nación de grandes y hermosas excepcionalidades.
La ruta de la seguridad humana sobre la que mi gobierno viene avanzando está flanqueada por grandes fortalezas: la inteligencia de nuestra gente, la generosidad de nuestro ambiente y la solidez institucional. Es la única ruta posible para nuestro país. La ruta que nos llevará a un desarrollo más seguro, liderado por la innovación, fortalecido por la solidaridad, arraigado en la justicia y la democracia y comprometido con la sostenibilidad ambiental.
Las acciones de las que doy cuenta son el resultado de ese nítido trazado y de una coordinación de esfuerzos que tienen lugar en cuatro consejos presidenciales bien articulados en los siguientes ejes programáticos: seguridad económica y competitividad, seguridad social y bienestar, seguridad ciudadana y paz social, y seguridad ambiental. Esta arquitectura institucional que hemos diseñado nos ha permitido enfrentar con relativo éxito la maraña institucional en la que hemos venido convirtiendo la administración pública costarricense y poder mostrar hoy avances y resultados.
Me referiré en primer término a los avances obtenidos en materia de seguridad económica y competitividad.
Seguridad Económica y Competitividad
Durante el primer año de mi mandato, nos dedicamos a crear las condiciones necesarias para restablecer el crecimiento económico y compensar los efectos de la grave crisis que sufrió nuestra economía en los años 2008 y 2009. Hoy informo con satisfacción que, pese a un escenario internacional aún adverso, hemos logrado amortiguar el impacto de los últimos eventos desfavorables y retomar un crecimiento sostenido. El impulso de una agenda proactiva en comercio e inversión, de una robusta plataforma para la mejora de la competitividad, de adecuados programas de capacitación y de un manejo responsable de nuestra política económica, nos ha permitido afianzar la seguridad y confianza de empresarios e inversionistas en nuestra economía. Como resultado de estas acciones, se han generado múltiples oportunidades para nuestra gente, en particular, para la gente joven.
Crecimiento de la producción, del comercio exterior y de la inversión.
El año pasado nuestra economía creció por encima del 4% con particular vigor en el segundo semestre. Ese dinamismo condujo a la creación de casi 90 mil nuevos puestos de trabajo. Además, logramos reducir la inflación, llevándola al nivel más bajo de los últimos cuarenta años. El resultado ha sido una mejor capacidad de compra para las familias costarricenses.
En esa recuperación, que se observa en todas las ramas de la producción, fue particularmente importante el dinamismo de la inversión y de las exportaciones de bienes y servicios.
En el 2011 rompimos el récord histórico de ventas al exterior. Nuestras exportaciones tuvieron un crecimiento de 12% en relación con el 2010. Ese incremento tuvo un impacto más generalizado en nuestro país, porque aumentó, además, el número de empresas exportadoras y la cantidad de productos y mercados de exportación.
También en el 2011, logramos excelentes resultados en la atracción de inversión extranjera directa. El monto invertido en el país por firmas del exterior creció en más de 40% con respecto al año anterior.
En los dos próximos años de mi gestión, seguiremos afianzando nuestra vinculación inteligente con el mundo. Remitiremos para su aprobación legislativa el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea; impulsaremos la pronta aprobación de los tratados comerciales suscritos con Perú y Singapur, que ya se encuentran en este Congreso. Asimismo, iniciaremos negociaciones con Colombia y Corea, y trabajaremos para que nuestro país se incorpore en importantes foros internacionales como la Alianza del Pacífico, el Acuerdo de Asociación Transpacífico y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Me he propuesto que Costa Rica se mida con los mejores. El acercamiento con la OCDE es particularmente importante; nos obligará a contrastar nuestra realidad con estándares internacionales y marcará el camino para avanzar decididamente hacia una modernización de nuestras instituciones y prácticas jurídicas, económicas y políticas.
Contribuyendo con el fortalecimiento del sector agropecuario
El sector agropecuario está enraizado en nuestra historia y es parte de nuestra identidad. También, para orgullo nacional, es parte de nuestro éxito económico. En la actualidad, ese sector sigue siendo una fuente importante de empleo y desarrollo. Su dinamismo exportador se refleja en una positiva balanza comercial, pues vendemos al mundo un monto de productos del agro que supera en 30% el valor de los que importamos. Esa agricultura moderna cohabita con las empresas agrícolas familiares y la agricultura de subsistencia. Con ambos sectores, estamos trabajando sobre la base de una política que entiende sus necesidades y trata de mejorar su productividad.
El esfuerzo de la agricultura de exportación ha sido acompañado por la oportuna gestión de diversos servicios y por el importante trabajo de abrir nuevos mercados internacionales para la colocación de la oferta agrícola exportable.
Por otra parte, se están atendiendo a las empresas familiares y a las regiones con menor grado de desarrollo. Hemos realizado inversiones en infraestructura, creado capacidades en técnicas de producción y mercadeo y se han diseñado estrategias de comercialización directa al consumidor nacional. Al día de hoy, se han beneficiado a casi 4 mil pequeñas y medianas empresas agropecuarias. El resultado ha sido mayor bienestar para gran cantidad de campesinos y campesinas.
Ustedes, señoras y señores diputados, nos ayudaron a dar un paso importante para el desarrollo ordenado y planificado de las zonas rurales de nuestro país mediante la promulgación de la Ley que crea el Instituto de Desarrollo Rural.
Afianzando nuestra industria turística
Otra de las áreas productivas que contribuyó al crecimiento de nuestra economía es la industria turística. Costa Rica mantiene un fuerte liderazgo internacional como destino turístico caracterizado por la calidad, la responsabilidad social y el compromiso con la sostenibilidad ambiental. El pasado año acogimos a más de 2 millones de turistas, un incremento de casi 5% con respecto al año anterior. Confiamos en que esta tendencia positiva se acentuará, gracias a los esfuerzos que hemos emprendido con la apertura de nuevas rutas aéreas, la exitosa campaña de promoción en el exterior, la inversión de casi 200 millones de dólares en infraestructura hotelera en marcha y la oferta de nuevos productos como el turismo médico. El impacto de estos avances no se queda en el beneficio para las grandes compañías; al contrario, repercute en una enorme cantidad de pequeñas y medianas empresas, en sus propietarios y en sus trabajadores.
Desatando los nudos gordianos de nuestra competitividad: tramitología e infraestructura
Una economía que ha alcanzado el buen desempeño que observamos requiere, para mantenerlo y aumentarlo, mejorar la competitividad de sus sectores productivos. Por muchos años, nuestra capacidad de competir en el exterior dependió en parte del debilitamiento del colón, nuestra moneda, y relegamos los aspectos estructurales que inciden en la productividad de nuestras empresas. Especialmente, permitimos que la maraña burocrática ahogara la iniciativa y dejamos de invertir en infraestructura. Mi gobierno ha enfrentado ambos problemas con decisión y resultados.
Nos hemos propuesto sacar a Costa Rica del vergonzoso sitial que nos ubica entre los países más rezagados del mundo por el tiempo requerido para iniciar un negocio.
Desatar los nudos de la tramitología ha sido la más compleja de las tareas que nos propusimos emprender en el ámbito de la competitividad, por la cantidad de trámites por eliminar y por la transformación de nuestra cultura burocrática. Pese a ello, me complace informar que ya podemos presentar resultados concretos en diversas áreas del desempeño público; hemos reducido trámites y tiempos de respuesta para la revisión de planos constructivos, el otorgamiento de permisos sanitarios, el registro de exportadores y otros más. En lo que resta de este año, el tiempo de inscripción y apertura de un negocio pasará de 120 días a menos de 20.
Finalmente, y gracias al concurso de ustedes, señoras diputadas y señores diputados, pudimos aprobar las reformas a la Ley de Protección al Ciudadano del Exceso de Requisitos y Trámites Administrativos y el Convenio de la Apostilla. La implementación de ambas leyes permitirá que los costarricenses puedan hacer valer ante la administración su derecho a contar con trámites ágiles y racionales.
Por otra parte, estamos decididos a recuperar el rezago de muchos años en infraestructura, para que los costarricenses tengamos más y mejores caminos, carreteras, puertos y aeropuertos. Por ello, decidí que la atención del déficit fiscal no pasaría por sacrificar la inversión pública en esta importante área del desarrollo. Hemos establecido la más ambiciosa cartera de inversiones en infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria con que haya contado nuestro país. Estas inversiones alcanzan un monto de $6.400 millones de dólares.
Tras superar los complejos procesos de licitación y adjudicación, me complace informar que avanza la construcción de la carretera a San Carlos y está por iniciarse la construcción de importantes tramos como: Cañas-Liberia y Bajos de Chilamate-Vuelta Kooper, así como obras que descongestionarán el Área Metropolitana. A estas obras se suma la Ruta 1856, Juan Rafael Mora Porras, que nos ha permitido llevar progreso a nuestra frontera norte y romper con años de dependencia y negación del ejercicio de nuestros derechos soberanos.
Además de las importantes obras viales, hemos concluido la terminal de pasajeros del Aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, e importantes mejoras en el Aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela. Están por iniciarse la terminal petrolera de Recope en Limón y la terminal Granelera en Puerto Caldera. Mediante el mecanismo de concesión de obra pública, ya comenzó la fase de ejecución de la terminal de contenedores de Moín, que le permitirá a ese puerto salir de uno de los últimos puestos en competitividad a nivel internacional y ponerse a la altura de los mejores del mundo. Para la provincia de Limón y todo el país, la nueva terminal se convertirá en un importante motor de desarrollo.
Dada la magnitud de la inversión que nos corresponderá ejecutar a partir de este año, hemos venido reforzando los esquemas gerenciales y de supervisión con el objetivo de velar por la calidad de las obras y por el estricto cumplimiento de los aspectos éticos y contractuales de los diversos proyectos que estarán en marcha.
Gracias a todo este esfuerzo que emprendimos en estos primeros 24 meses, la segunda parte de mi administración estará marcada por el signo de la construcción de infraestructura.
Promoviendo una economía fundamentada en la innovación
Deseo poner de relieve, que los resultados sobre comercio e inversión, reflejan algo más que una mera recuperación cuantitativa de nuestra economía; muestran también una profunda transformación cualitativa de nuestro aparato productivo. Mientras en el 2011 la exportación de bienes se incrementó en 11%, la de servicios lo hizo en 15.6%. En estos primeros dos años, hemos logrado que el sector de servicios de alta tecnología haya sobrepasado los ingresos de divisas generados por el turismo. Hoy somos el país latinoamericano con mayor participación de bienes de alta tecnología en sus exportaciones de manufactura y el cuarto a nivel mundial. Es algo que nos suscita orgullo, pero, más importante aún, genera puestos de trabajo de gran calidad.
Estos datos indican que nos perfilamos cada vez más como una economía sustentada en el conocimiento y la innovación. Mi administración está decidida a acelerar ese cambio, con plena conciencia de que, además, debemos esforzarnos por mejorar la distribución de la riqueza.
Estamos impulsando iniciativas para detectar a jóvenes brillantes que han destacado en ferias y olimpiadas científicas y ofrecerles apoyo académico, mediante el Programa Talento Joven. Estamos recuperando el talento nacional en el exterior mediante la Red de Talento Costarricense en el Extranjero. Estamos integrando la innovación a la vida empresarial mediante la formación de Gestores de Innovación y la puesta en marcha de más de 100 proyectos para micro y pequeñas empresas.
Por medio del Instituto Nacional de Aprendizaje, estamos respondiendo a los reclamos de la industria nacional y extranjera, y a las necesidades de nuestra gente, mejorando las competencias laborales en los currículos educativos y fortaleciendo las áreas de tecnologías de punta.
Impulsando una sociedad digital inclusiva
En una economía sustentada en la innovación, el capital humano es el activo más importante; sin embargo, su aporte al desarrollo se puede potenciar mucho más mediante la adopción de las tecnologías digitales. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, Costa Rica está ya entre las diez naciones del mundo con la población mejor preparada para aprovechar las ventajas de la tecnología digital.
Por eso, hace 10 meses, anuncié el Acuerdo Social Digital cuyo objetivo es promover la más acelerada incorporación de esas tecnologías a nuestra sociedad a la vez que procura el cierre de la brecha digital.
Este año, hemos realizado una importante inversión para la compra de 19 mil computadoras personales de primera calidad y hemos logrado que el 88% de las escuelas y colegios cuenten ya con algún nivel de conectividad. Todos nuestros niños y niñas merecen la oportunidad de disfrutar de los beneficios de la sociedad del conocimiento.
Las acciones que estamos impulsando contemplan el desarrollo de una banda ancha solidaria, que brindará conectividad a los sectores más rezagados del país; la dotación de 40 mil computadoras portátiles para cada estudiante y educador de escuelas unidocentes, liceos rurales y centros localizados en territorios indígenas; así como la puesta en operación de más centros comunitarios inteligentes.
Los programas se financiarán con los recursos del Fondo Nacional de las Telecomunicaciones, obtenidos gracias a la apertura del mercado de telecomunicaciones, que esta administración ha conducido con éxito.
Me permito, a continuación, rendir cuentas, sobre los resultados obtenidos en materia de seguridad social.
Seguridad Social y Bienestar
La equidad en el acceso a oportunidades y servicios básicos define la misión más decisiva de cualquier administración. Ella apuntala la cohesión social de un pueblo y asegura el bienestar de su población.
Nuestra estrategia social ha procurado afianzar políticas exitosas ya en marcha y sumar otras para cerrar brechas donde aún persisten. La capacitación para el empleo a personas jóvenes y mujeres, la política salarial, la red nacional de cuido para niñas, niños y adultos mayores, y el acceso a la vivienda para la clase media, han sido los aspectos más distintivos de nuestra política social.
Gracias al mayor dinamismo de nuestra economía, se ha logrado recuperar el crecimiento de los puestos de trabajo y alejar el fantasma del desempleo.
Sin embargo, la expansión de la economía no garantiza por sí misma fuentes de empleo a todos los sectores de nuestra población. Por eso, desarrollamos programas dirigidos a fortalecer las capacidades laborales de jóvenes y mujeres jefas de hogar. Lanzamos el programa EMPLEATE que promueve la inserción laboral de las personas jóvenes en condición de vulnerabilidad. También desarrollamos el programa “Manos a la Obra” que brinda formación a mujeres jefas de hogar y que provee un subsidio a cambio de trabajo comunal.
Simultáneamente a la preocupación por el empleo, seguimos velando por el adecuado cumplimiento en el pago de los salarios mínimos. La eficacia de la gestión a dos años de iniciado el programa, es evidente. Casi el 80% de los patronos prevenidos se ha puesto a derecho. Los principales beneficiados son los trabajadores y sus familias.
La preocupación por la situación de los salarios del sector privado nos llevó a revisar la fórmula salarial vigente desde 1998, la cual establecía los ajustes salariales considerando únicamente el costo de vida. Esto significó que en períodos de fuerte dinamismo económico, como entre 2003 y 2007, el crecimiento de la producción no se viera reflejado en mayores ingresos para los trabajadores del sector privado, los cuales representan el 80% de los asalariados del país.
La nueva fórmula acordada tendrá dos componentes: uno asociado al aumento en el costo de la vida, para garantizar a los trabajadores el mantenimiento de su poder adquisitivo y otro asociado al crecimiento del producto interno bruto (PIB), que permitirá una real participación de nuestros trabajadores en el crecimiento de la producción.
Esta decisión pone al país rumbo hacia una mejor distribución de la riqueza, una preocupación constante de esta administración.
Ampliando la cobertura y la calidad en el cuido y atención integral para la niñez y la tercera edad
Cuando se trata de mejorar las condiciones sociales de nuestra población, resulta imperativo mirar hacia los sectores más desprotegidos. Este es el caso de los adultos mayores y de la infancia en su edad temprana.
La Red Nacional de Cuido, que abriga a esos dos grupos poblacionales, se viene expandiendo por todo el país. Cuando comenzó mi administración, menos del 5% de las niñas y niños, tenían acceso a un sistema de cuido y desarrollo infantil público. Nos impusimos la meta de aumentar en 75% la cobertura y al día de hoy, 25 mil menores están recibiendo este tipo de atención.
En lo que respecta al adulto mayor, nos habíamos impuesto un incremento de 50% en la cobertura de esta población. Desde finales del 2011, logramos superar la meta de los cuatro años.
Los avances en estos programas se deben, entre otros factores, a una provechosa alianza con organizaciones de bienestar social, empresas privadas, asociaciones laborales y municipalidades.
Impulsando una educación universal, pertinente y de calidad
El principal baluarte de nuestro desarrollo y el motor de nuestra movilidad social ha sido la educación. Gracias a un equipo serio y comprometido, la educación costarricense viene experimentando, desde la administración anterior. una de las más profundas reformas de nuestra historia.
Pese a las dificultades fiscales, alcanzamos en el 2011 el nivel más alto del presupuesto en educación de nuestra historia, el cual representa el 7% del PIB.
Hemos ampliado programas tan importantes como Avancemos, que hoy cubre a más de 185 mil jóvenes. Hemos mantenido una importante inversión en infraestructura escolar, pero para seguir avanzando necesitamos que esta Asamblea Legislativa apruebe un fideicomiso de construcciones por más de 84 mil millones de colones.
Conscientes de que solo midiéndonos con los mejores podemos engrandecer nuestras aspiraciones, nos hemos sometido a la más exigente valoración internacional sobre calidad educativa, el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, conocido por sus siglas en inglés como PISA. La superación y la calidad deben ser una meta constante de nuestra educación.
Desde el punto de vista de los contenidos, se viene mejorando la pertinencia, calidad y cobertura de la educación. Las profundas transformaciones curriculares han ido de la mano del Programa Ética, Estética y Ciudadanía, que promueve un aprendizaje para vivir y convivir, desde la formación cívica, física y artística. Contempla también el Programa de Educación del Pensamiento Científico, basado en la indagación, que se aplica en el 80% de nuestras escuelas, así como el Programa de Pensamiento Lógico en la enseñanza del español y las matemáticas.
Con el objetivo de fortalecer la capacidad laboral, productiva y emprendedora de los jóvenes, impulsamos la educación técnica vocacional. Nuestro objetivo es duplicar en estos cuatro años el número de estudiantes graduados de estos colegios y superar los 100 mil estudiantes bajo esta modalidad.
Además de aumentar la inversión y mejorar la calidad de la educación, impulsamos los esfuerzos para contener la violencia y el acoso en los centros educativos e introducir mejores hábitos de vida y alimentación en la población escolar.
Invirtiendo en cultura, deporte y recreación
La educación va de la mano de la cultura. Invertir en cultura, deporte y recreación es invertir en la gente. La cultura constituye un motor del desarrollo económico y social y un factor fundamental para el fortalecimiento de nuestra identidad. Por ello, la cultura ha acompañado a muchas de nuestras políticas públicas como: la promoción del emprendedurismo, la prevención de la violencia y la discriminación, y el cuido del ambiente. Además, estamos democratizando el acceso a la cultura, acercándola a las comunidades mediante la intensificación de actividades y festivales en diferentes puntos del país. El Festival Nacional de las Artes 2012 culminó, una vez más, con una excelente conjugación de calidad y participación.
La juventud ha sido uno de los sectores a los que la cultura y también el deporte están llegando con mayor intensidad. La especial vitalidad y sensibilidad de nuestros jóvenes nos invita a ofrecerles más oportunidades para su crecimiento intelectual y espiritual. A esto responde la creación del Centro de Tecnología y Artes Visuales, y los recursos que estamos invirtiendo para la preparación de jóvenes atletas de cara a las competencias internacionales que tendrán lugar fuera y dentro del país.
Una vivienda digna en un entorno urbano seguro
Como parte de la seguridad social, mi administración se planteó desde el primer día la prioridad de restablecer el acceso a la vivienda por parte de la clase media. Esto, sin descuidar los programas de atención a los sectores más vulnerables de la población, para los cuales ya se contabilizan 30 mil soluciones de vivienda.
Gracias a su apoyo, señoras diputadas y señores diputados, hemos logrado crear instrumentos para atender las necesidades de vivienda de la clase trabajadora. Entre esos instrumentos están: el bono diferido, el bono para la construcción de una segunda planta, y el programa de vivienda para pensionados con la participación del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte. Adicionalmente, el Fondo Nacional de Vivienda del INVU incrementó en casi un 20% la cantidad de operaciones para el período 2010-2011.
Preservando nuestra seguridad social
Capítulo especial merece, en esta ocasión, la situación de la Caja Costarricense de Seguro Social. La Caja es una de las instituciones más queridas de las y los costarricenses y una de las conquistas sociales más significativas de nuestro país.
La crisis financiera de esta institución se hizo evidente en mi mandato, pero se incubó durante administraciones anteriores. Mi administración está enfrentando con responsabilidad lo que otras no supieron hacer. Hemos sustentado nuestras decisiones en los informes aportados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y por un grupo de destacados profesionales.
En lo que al Gobierno respecta, estamos saldando las deudas financieras del pasado. A inicios de 2011, cancelamos una suma superior a ¢170 mil millones de colones por concepto de deudas al Seguro de Enfermedad y Maternidad y más de ¢36 mil millones al Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte. Para este año, tenemos presupuestadas transferencias corrientes a la Caja por un total de ¢480 mil millones.
En relación con las acciones que le corresponde ejecutar a las autoridades de la institución, hemos sido claros en manifestar la necesidad de dar prioridad al combate de la morosidad, a la racionalización del gasto identificando excesos y privilegios, y al mejoramiento de la productividad y la calidad en la atención del usuario. Actualmente, gracias a las medidas adoptadas, se ha logrado una economía en el gasto de casi 25 mil millones de colones. Esto ha ocurrido a la vez que se ha ampliado la cobertura del seguro de salud y del seguro de invalidez, vejez y muerte.
Tampoco se ha sacrificado inversión esencial para la atención de los asegurados. A la fecha, se han conformado cerca de 40 nuevos equipos de EBAIS; se han formado 175 nuevos especialistas; se avanza en la adquisición de terrenos y en la construcción de clínicas y hospitales; y lo más importante, se trabaja en la creación del Expediente Digital Único en Salud (EDUS) y en la automatización de citas telefónicas que ya cubre cerca de 30 áreas de salud. Todo esto busca mejorar los servicios para la población.
Sin embargo, la acción responsable del Gobierno y de las autoridades de la institución, no serán suficiente, pues para enfrentar con éxito la magna tarea de salvar a la Caja, deberán confluir muchas voluntades. Todas y todos debemos estar dispuestos al desprendimiento en aras de incrementar beneficios a favor de quienes más demandan el abrazo solidario de nuestra seguridad social.
Me permito rendir cuentas, a continuación, sobre los resultados obtenidos en materia de seguridad ciudadana y paz social
Seguridad Ciudadana y Convivencia Social
Asumimos el Gobierno bajo un marcado deterioro de la seguridad ciudadana. La orden del día era actuar y generar resultados para recuperar la paz social y la tranquilidad de los habitantes del país.
Nuestro objetivo era ambicioso: al menos contener el crecimiento de las tasas de criminalidad y del sentimiento de inseguridad de la última década. Con satisfacción puedo decir que empezamos a observar tendencias positivas, aunque no nos damos aún por satisfechos.
Las estadísticas criminales muestran que los delitos de mayor alarma social se han empezado a contener desde el año 2010, y que las tasas de la mayoría de ellos han disminuido considerablemente. Esta tendencia queda corroborada en el año 2011, sobre todo en el caso de los homicidios.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares, llevada a cabo en el 2010, después de un incremento regular de hogares victimizados desde el año 1992, su proporción finalmente bajó. El porcentaje de hogares en donde alguno de los miembros fue víctima de un delito pasó de 28% en el año 2008, al 20% en el 2010. Según cita el mismo informe que presenta estos resultados, esta baja “constituye un cambio de dirección importante y representa un resultado positivo”.
Estos resultados no son producto de la casualidad. Hemos emprendido acciones de efectos rápidos y contundentes, pero sin caer en los peligrosos excesos del populismo represivo. En paralelo, abordamos el problema de forma seria e integral, promoviendo la Política de Seguridad Ciudadana y Promoción de la Paz Social que permitiera sostener los esfuerzos en el mediano y largo plazo.
Promoviendo una más eficaz acción policial
Hemos alcanzado el mayor número de policías de nuestra historia. Hoy contamos con casi 14 mil policías patrullando nuestras calles. A esos policías les hemos brindado más y mejor entrenamiento. Ya contamos hoy con una sede digna para la capacitación de los mandos superiores de la Fuerza Pública y el proceso de construcción de la Academia Nacional de Policía en Pococí de Limón, se iniciará este mismo año. Además les hemos dotado de equipo que les permite mejorar su desempeño y estamos poniendo la tecnología digital al servicio de la vigilancia y seguridad del país.
Siempre he sostenido que enfrentar con éxito la criminalidad depende más de la inteligencia que de la fuerza. Por eso hoy quiero recalcar que el factor más importante en los éxitos alcanzados, ha sido la adecuada y oportuna gestión de la información que permite métodos de despliegue y gestión policial más eficaces. En muchos casos, hemos logrado anticiparnos a la comisión de los delitos. Al mismo tiempo, se ha sostenido una permanente y provechosa coordinación con agencias administrativas y judiciales y una estrecha colaboración con policías municipales y comunidades organizadas. En el marco de esa importante colaboración con las autoridades judiciales, deseo destacar el importante papel que vienen jugando los tribunales de flagrancia en la lucha contra la criminalidad. Entre los años 2010 y 2011, estos tribunales conocieron cerca de 4 mil casos y dictaron más de un 60% de sentencias condenatorias.
Atendiendo el complejo reto de nuestras cárceles
Los resultados del efectivo trabajo policial se han expresado en la desarticulación de un gran número de bandas criminales y en el crecimiento de personas detenidas y condenadas. Entre el 2009 y el 2011 el número de personas atendidas en el sistema penitenciario, experimentó un crecimiento de un 65%. Este vertiginoso incremento, nos ha obligado a efectuar mayores niveles de inversión en infraestructura carcelaria.
Como madre y gobernante, me preocupan enormemente los jóvenes infractores. Mientras la población privada de libertad adulta creció 30% en dos años, la población joven, de menos de 25 años, creció un 300%. Conocemos el perfil de los presos jóvenes: fracaso escolar y laboral, historial de consumo de drogas y hogares disfuncionales.
Comprometiendo acciones en la prevención del delito
Aunque hemos asumido con firmeza y determinación la lucha contra la delincuencia, sabemos que estos problemas no se atacan tan sólo con más policías o con más cárceles. Estos problemas los tenemos que enfrentar desde sus raíces, con políticas fundamentadas en nuestros principios de solidaridad, que privilegien la prevención y la reinserción. Varios de los programas sociales que impulsamos tienen ese propósito.
La prevención del delito la estamos realizando también mediante el trabajo con estudiantes y profesores para enfrentar la violencia y las drogas en los centros educativos y mediante campañas para frenar el uso de las armas de fuego. Nos hemos hecho presentes en zonas de alto riesgo con intervenciones en todos los niveles de la vida social que nos han permitido recuperar espacios que las comunidades daban ya por perdidos.
Hoy deseo agradecer el aporte de esta Asamblea Legislativa a la seguridad ciudadana del país, al haber aprobado un impuesto para el financiamiento permanente de la seguridad y un importante empréstito que permitirá atender requerimientos de infraestructura penitenciaria y policial.
Enfrentando la grave amenaza del crimen organizado
También requeriremos de la colaboración de este Congreso para enfrentar otras áreas de la seguridad. Durante la segunda mitad de mi administración, me propongo fortalecer la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. Para ello, remitiremos algunas reformas a la legislación vigente que tendrán como punto de partida una valoración sobre la efectividad de los mecanismos actuales para enfrentar el lavado de activos, los capitales emergentes, la desarticulación de bandas criminales, la cooperación internacional en materia judicial y el tratamiento de las adicciones.
El crimen organizado constituye uno de mis mayores desvelos. Costa Rica y el resto de los países centroamericanos somos víctimas de una geopolítica perversa. Ubicados entre los grandes centros de producción y el mayor mercado consumidor de drogas del mundo, hemos sido enganchados a un convoy de violencia y corrupción.
Pese al buen desempeño por parte de nuestras autoridades en materia de decomisos y desarticulación de bandas criminales, debemos reconocer que hay espacio para mejorar y que las estrategias impulsadas a nivel internacional deben ser revisadas. Estas estrategias, lejos de resolver el problema, simplemente lo han desplazado de una nación a otra con altísimos costos. Costa Rica, por su tradición de país sin fuerzas armadas y por el legado que queremos preservar para las futuras generaciones, se niega a ser arrastrada a escenarios que han puesto su acento en la acción militar, altamente costosas, e intensivas en la pérdida de vidas humanas.
Nuestras acciones frente al narcotráfico, están orientadas desde cuatro perspectivas: como un problema de salud pública que no debe criminalizar el consumo de drogas; como una prioridad de nuestros sistemas educativos, para poder prevenirlo; como un reto de más transparencia e integridad en nuestra institucionalidad; y como un asunto fuertemente tutelado por el Estado de Derecho. Además, debemos entenderlo como un problema global que extiende sus tentáculos a todo el mundo, por lo que deberemos escalar el debate en búsqueda de respuestas que también se articulen a escala global.
Me corresponde a continuación, rendir cuentas sobre los compromisos en materia de seguridad ambiental y desarrollo sostenible.
Seguridad Ambiental y Desarrollo Sostenible
Costa Rica ha respondido al desafío del calentamiento global, que es de toda la humanidad, con esfuerzos que nos han convertido en uno de los países más verdes del mundo.
Mi administración ha reiterado el compromiso de convertirnos en una de las primeras naciones carbono neutral del planeta. Además, estamos concentrando esfuerzos en la generación de energías limpias y renovables, en la protección de nuestros mares y en un ordenamiento territorial que concilie el desarrollo económico con la defensa ambiental.
Sentando los mecanismos para avanzar hacia una Costa Rica carbono neutral
Alcanzar la neutralidad carbónica fue un compromiso ético y social que ha demandado el diseño de instrumentos que orienten la estrategia. Al día de hoy contamos con una norma y un "Sistema de Gestión para alcanzar la C-Neutralidad”, que dispone de mecanismos de verificación y acreditación para medir nuestros progresos.
Avanzar hacia esta hermosa meta que nos impusimos como país requerirá del esfuerzo responsable de todas y todos. Por ello lanzamos el programa Limpia tu Huella que orienta a cada ciudadano en la ejecución de acciones sencillas que contribuyan a convertirnos en una nación eco-eficiente y eco-competitiva.
Desarrollando las energías renovables
El impulso de las energías renovables es fundamental en este esfuezo. Durante este año, hemos logrado una mejora significativa de la capacidad instalada de nuestro sector eléctrico, aumentándola a 375 MW, de los cuales 175 MW provinieron de fuentes renovables. Adicionalmente, avanzamos en otro conjunto de proyectos que sumarán, en los próximos dos años, 183 MW adicionales. Continuaremos avanzando con las grandes obras hidroeléctricas en marcha, como lo son Cachí y Reventazón.
Seguimos reafirmando la imperiosa necesidad de la participación del sector privado en la cogeneración de energías limpias. Por ello estamos a punto de autorizar nuevos procesos concursales que permitirán desarrollar proyectos eólicos e hídricos que generarán 200 MW adicionales.
Es nuestra determinación, además, que en este nuevo período legislativo retomemos la discusión sobre la reforma del sector eléctrico para potenciar toda nuestra capacidad de generación y prepararnos para enfrentar los retos que el futuro nos depara en este campo.
Ampliando la protección de nuestros mares
Es lugar común escuchar, y así ha sido asumido a lo largo de nuestra historia, que somos una nación pequeña. Es comprensible esa percepción cuando por muchos años vivimos de espalda a nuestros mares. Hoy, sin embargo, conocemos que Costa Rica incluye en su territorio una extensión de 589.000 km2 de mar que se suman a su extensión territorial de 51.100 km2.
Sin embargo, pese a que hemos protegido más del 25% de nuestro territorio, solo protegemos menos de un 3 % de nuestras aguas jurisdiccionales. Es por eso que mi administración ha volcado sus ojos a nuestros mares. Creamos el Área Marina de Manejo Montes Submarinos alrededor de la Isla del Coco, con lo cual el área marina bajo protección pasó de poco más de 5 mil km2 a 15 mil km2 .
La expansión de las áreas de protección, nos ha comprometido con la asignación de mayores recursos para la vigilancia de nuestros mares.
El serio problema fiscal y la sostenibilidad de nuestras políticas públicas.
Señor Presidente, señoras diputadas y señores diputados,
Permítanme referirme al principal tema que concentró gran parte de la atención del debate nacional y legislativo durante el segundo año de mi administración. Me refiero al debate sobre nuestras finanzas públicas.
El diagnóstico es implacable. Ostentamos el déficit fiscal más alto de América Latina y después de las reformas tributarias recientemente emprendidas por varios países centroamericanos, ostentaremos también la más baja carga tributaria de la región. Esto, además de preocuparnos, nos debe avergonzar. Por cada colón de ingreso hay casi dos colones en obligaciones, la mayor parte de las cuales son de naturaleza legal o constitucional. El 45% de los gastos del Estado se cubren con endeudamiento y de no enderezar el curso, para el 2017 la deuda bruta alcanzará el 60% del producto interno bruto.
Las consecuencias del problema fiscal también han sido más que recalcadas. Si no generamos recursos adicionales para el Estado, pondremos en serio riesgo la sostenibilidad de nuestro modelo solidario, dado que más del 80% del presupuesto nacional se dirige a educación, salud y seguridad. Además, afectaremos nuestro desempeño económico mediante el incremento de las tasas de interés y de inflación, y la eventual desmejora en la calificación financiera del país.
A pesar de los costos políticos, he asumido mi deber como gobernante y mi administración ha enfrentando el problema con responsabilidad. Lo ha hecho, prioritariamente, reactivando la economía, mejorando la recaudación, combatiendo la evasión y conteniendo el gasto público.
Hemos incrementado las actuaciones fiscalizadoras, diseñamos mecanismos que incentiven el pago de impuestos y hemos mandado un mensaje inequívoco en el combate a la impunidad frente a delitos tributarios. A la vez, hemos actuado sobre el gasto público y desde el año anterior nuestros presupuestos no aumentan por encima del crecimiento de nuestra economía, excluyendo el pago de amortizaciones de la deuda.
Adicionalmente, promovimos diversos proyectos de ley en esta Asamblea Legislativa que están a la espera de su aprobación. Estos proyectos fortalecen las administraciones tributaria y aduanera, mejoran la eficiencia en la ejecución del gasto público y permiten una mejor administración de nuestra deuda pública.
Presentamos también, la Ley de Solidaridad Tributaria, que buscaba elevar la recaudación y hacer más eficiente y progresivo nuestro sistema tributario. Después de intensas negociaciones con partidos políticos y con grupos económicos y sociales, logramos afianzar una mayoría parlamentaria que posibilitó su votación en primer debate. Sin embargo, la voluntad de las mayorías legítimamente electas no fue suficiente para que el proyecto siguiese su curso, como ocurriría en cualquier otra democracia del mundo.
Hoy deseo reconocer la actitud valiente y responsable de quienes acompañaron a mi gobierno en esta compleja faena. A esas diputadas y diputados y a los líderes políticos que les acompañaron, les agradezco el coraje con que enfrentaron presiones gremiales, corporativas y mediáticas. También destaco su grandeza al haber actuado sin más cálculo que el de preservar una Costa Rica solidaria. Nunca tuvimos la certeza del triunfo, pero sí la seguridad de actuar de acuerdo con nuestra responsabilidad cívica e histórica.
Ante el fallo constitucional que detuvo el avance de la Ley de Solidaridad Tributaria, anunciamos un conjunto de medidas que vienen a reforzar los planes en marcha. El impacto de todas estas, no excederá el 0,89% del PIB y no podrán nunca verse como sustitutivas de una reforma tributaria.
Retomaremos las conversaciones con las fracciones aquí representadas para explorar la viabilidad política o no de nuevos debates para atender el problema del déficit fiscal de una manera responsable y sostenida. El Gobierno ha hecho todo lo posible por hacer viable una propuesta y hemos tomado previsiones para no agravar el problema. En adelante, el país no debe enfrascarse en debates interminables procurando consensos que nunca llegan. Sí deseo indicar que si este Congreso decide dejar para el siguiente las reformas más estructurales de nuestro sistema tributario, debería, al menos, procurar respuestas sostenibles para atender dos urgentes obligaciones presupuestarias: el financiamiento constitucional a la educación que, a partir de este año se eleva anualmente hasta alcanzar el 8% del PIB en el 2014; y las transferencias a la Caja Costarricense del Seguro Social que deberemos seguir honrando, y que equivalen a un 10% del presupuesto nacional.
El preocupante estado de nuestra institucionalidad democrática
Señor Presidente, señoras diputadas y señores diputados:
He presentado ante ustedes y ante mi pueblo los principales resultados de estos dos años de gobierno. Mis esfuerzos y decisiones, y también los de mi equipo de gobierno, se han dirigido a seguir construyendo la Costa Rica próspera, solidaria y segura que soñaron los fundadores de esta patria, y por la que trabaja cada costarricense.
En cada una de las metas que nos propusimos alcanzar hemos avanzado, aunque sabemos que nuestro pueblo exige más. A pesar de limitaciones y barreras, los logros son palpables; aunque no siempre hemos sido capaces de comunicarlos a la gente.
En la consecución de muchos de estos logros, hemos contado con la participación de diversos actores políticos y sociales, a quienes hemos reconocido su actitud patriótica y constructiva. Pero existen aún importantes retos a enfrentar, muchos de ellos postergados por años, que demandan el esfuerzo colectivo de todas y todos.
Ustedes, señoras diputadas y señores diputados, al igual que los honorables magistrados y magistradas y todos quienes ocupamos las más altas posiciones de decisión política, judicial y administrativa, tenemos enormes responsabilidades hacia nuestro pueblo, y estamos llamados al liderazgo constructivo.
Por esto, al rendir cuentas, también deseo invitarlos a una profunda reflexión sobre el estado de nuestra institucionalidad democrática.
Costa Rica es un país admirable y admirado. Nuestro pueblo es esforzado, inteligente, abierto y leal. Está a la vista. Miremos hacia las mujeres campesinas e indígenas que se levantan desde la marginalidad para crear pequeñas empresas que les abran a sus hijos un mejor futuro. Tengamos en cuenta a los jóvenes profesionales que se destacan como ingenieros, economistas o biólogos en las industrias de punta. Recordemos a los funcionarios públicos que, a pesar de añejas rutinas burocráticas, cada día tratan de brindar mejores servicios. Reconozcamos a los empresarios que exploran oportunidades, asumen riesgos e invierten para crear riqueza; y no olvidemos al inmigrante que, al buscar mejores oportunidades en nuestra patria, se suma a la tarea por mejorarla.
Ese pueblo es Costa Rica, y Costa Rica somos todas y todos. Gracias a su empeño, que se hunde en lo más profundo de nuestra historia, tenemos una patria de la que nos sentimos orgullosos y que es capaz de avanzar cada vez más.
En medio de esos avances, sin embargo, muchos costarricenses muestran escepticismo o se sienten frustrados con el estado de la nación. En particular, con el funcionamiento de nuestra democracia. No es la existencia de uno u otro problema lo que molesta a los ciudadanos, sino la dificultad de las instituciones para resolverlos. A nuestro pueblo no le preocupa asumir responsabilidades, sino desconocer en nombre de qué y para qué hacer sacrificios. En nuestra vida privada, las respuestas están a la vista de cada uno; es en la vida pública donde se acumulan las preguntas.
Admitámoslo con sinceridad: nuestro Estado no está respondiendo con eficiencia y oportunidad a las expectativas y demandas ciudadanas. Ante esto, la ciudadanía opta por alejarse de nuestros llamados; se aparta de la vida pública y hasta llega a dudar de la democracia y de las intenciones de sus representantes.
Las instituciones públicas tienen cada vez más problemas para cumplir con sus mandatos y para tomar las decisiones que nuestro pueblo demanda. Hoy, la responsabilidad de impulsar y tramitar leyes la comparten los tres Poderes del Estado, en procesos que se vuelven confusos e interminables, y en donde el veto de las minorías termina por imponerse a la voluntad de las mayorías democráticamente electas.
El necesario balance de poderes hemos terminado convirtiéndolo en un juego en el que, al final, nadie gana; como consecuencia, todos perdemos. Esto no es sostenible.
A esos problemas de diseño institucional se unen factores que los agravan, como el fraccionamiento y calidad de nuestra representación política.
Estas circunstancias se conjugan para que, en vez de potenciar la iniciativa y el vigor de nuestro pueblo, a menudo lo frenemos; para que, en vez de avanzar con agilidad, nos paralice la eterna manipulación de los procesos; para que, en lugar de generar inspiración, produzcamos duda, escepticismo e indignación.
En medio de estos problemas, algunos grupos se sienten con derecho a sustituir a la autoridad o arrogarse su representatividad, con absoluto desdén por la democracia. Algunos intereses gremiales y corporativos buscan apoderarse de la agenda pública en detrimento del interés general, y acuden alegremente a las medidas de hecho para sustituir los mecanismos de nuestro Estado de Derecho.
Estamos atrapados en una dinámica que, lejos de acercarnos a las soluciones, nos aleja de ellas y nos conduce a una pérdida de legitimidad de nuestras instituciones y a un deterioro de nuestra seguridad jurídica.
Hagamos un alto en el camino. Detengamos esta guerra de recriminaciones, mezquindades, miopía y obstrucción y, a modo de tregua, abramos las compuertas al debate responsable y, sobre todo, a la búsqueda de soluciones.
En algún momento y por algún lado, debemos empezar a abordar estos problemas. Les sugiero que sea lo antes posible y por los temas más acuciantes.
He decidido convocar a un ilustre grupo de ciudadanos que nos presenten en el corto plazo una propuesta para avanzar hacia mayores niveles de funcionalidad y calidad de nuestra democracia. Sus consejos y recomendaciones deberán vertirse en propuestas concretas que nos permitan conducir un debate acotado y con consecuencias prácticas. La composición de este grupo y los alcances de su misión, los estaremos dando a conocer próximamente.
Ya he afirmado, que los políticos y gobernantes tenemos altas cuotas de responsabilidad y que debemos estar dispuestos a asumirlas. Pero también hay otros actores importantes a quienes les alcanza la responsabilidad por el futuro de nuestra nación. Me refiero a los líderes académicos, gremiales, empresariales, profesionales y comunales. También, a quienes inciden diariamente en definir y orientar la discusión pública.
En este sentido, el papel de los medios de comunicación es fundamental, me satisface que Costa Rica tenga medios diversos, dinámicos, competitivos, independientes y críticos. Nunca haré nada por limitarlos. La democracia los necesita.
Esa necesidad se fundamenta no solo en la importancia de su crítica, sino, también, en la calidad de sus informaciones, la seriedad de sus análisis, la probidad de sus métodos y fuentes, y la humildad para reconocer errores cuando se cometen.
Con respeto y espíritu democrático, hoy quiero invitarlos a que reflexiones también sobre el ejercicio de sus tareas; a que se pregunten si están reflejando adecuadamente el país que los cobija o apenas pequeñas partes de él; si están contribuyendo al debate responsable o a reproducir recriminaciones estériles; si están enalteciendo o erosionando la democracia de la cual dependen para su existencia.
También pido a cada ciudadano y ciudadana de este país, que se interrogue sobre sus deberes cívicos y cómo cumplirlos mejor. Les pido que sean generosos con la Costa Rica que todas y todos compartimos y que, gracias a todas y todos, puede ser cada vez mejor. Se los pido por nuestra democracia, porque la democracia sin responsabilidad ahoga la libertad.
Señor Presidente, señoras diputadas y señores diputados; queridas y queridos costarricenses:
Sé que he cometido errores en estos dos primeros años de mi administración y he agradecido la crítica franca y constructiva que me permite enmendarlos. Sin embargo, les puedo garantizar que he actuado con absoluta honestidad y buena fe, movida solo por mis más profundas convicciones y el afán de servirle a mi pueblo.
Estoy consciente de que para resolver muchos de nuestros problemas necesitamos mayor concertación y responsabilidad de los políticos y los gobernantes, y mayor diálogo y entendimiento con los distintos sectores. Por ello, a lo largo de mi gestión he acudido al diálogo constructivo y colaborativo con diversos sectores de nuestra vida pública; pero también he ejercido y seguiré ejerciendo, el liderazgo que, por voluntad libre, me encomendaron los costarricenses. Y lo haré siempre pensando en el bienestar de mi pueblo
En los resultados de la labor que les he resumido está presente un arduo trabajo de mi equipo de gobierno, a quienes agradezco por su abnegada labor. Nos ha correspondido gobernar en tiempos difíciles, pero la satisfacción de ver los resultados de hoy compensan las angustias del ayer.
A ustedes, honorables miembros de este Congreso, les agradezco las múltiples iniciativas que encontraron acogida en su seno, a pesar y por encima de nuestras diferencias. En esta legislatura que se inicia, nos espera también una dura faena. Todo lo que hemos hecho perdería sentido, si no logramos los acuerdos que hagan económica y políticamente sostenibles nuestras aspiraciones.
Confío en que actuaremos con la responsabilidad y el compromiso que esta hora demanda y que el pueblo de Costa Rica espera. En este acto solemne, renuevo mis votos de lealtad y de cariño al generoso pueblo que depositó en mí sus esperanzas, y reitero mi determinación y entrega total por hacerlas realidad.
Muchas gracias.