Carlos Picado Durán, vecino de Coronado, está que no cabe de la alegría al salir muy bien librado de una cirugía altamente compleja que consistió en inducirle a una muerte artificial controlada, durante la cual los médicos de cirugía de Tórax del Hospital México le sacaron literalmente toda la sangre para poder proceder a reconstruirle la aorta (que es la principal arteria del cuerpo) pues presentaba una malformación probablemente congénita que ponía en riesgo su vida.
Esta cirugía era la segunda que se le practicaba en el tórax, pues en mayo del 2010 los especialistas procedieron a colocarle una prótesis en la parte de la aorta ascendente para corregirle un problema detectado que le afectó su calidad de vida.
Edgar Méndez Jiménez, cirujano de Tórax y quien encabezó el procedimiento recordó que la aorta es la encargada de llevar la sangre del corazón al resto de cuerpo.
Para tener una idea, Méndez comentó que el procedimiento es tan complejo que es más minucioso y complicado, más que un trasplante de corazón.
En ambos procedimientos, dijo Méndez, el paciente quedó sin irrigación sanguínea en todo su cuerpo y la totalidad de la sangre se almacenó en un reservorio fuera del cuerpo del paciente en una máquina llamada de circulación extracorpórea que asume las funciones del corazón y del pulmón, por lo que los médicos aplicaron una técnica especial llamada perfusión retrógrada, mediante la cual es posible llevar sangre y oxígeno al cerebro para evitar la muerte de las células cerebrales.
A 16 GRADOS CENTÍGRADOS
“En un primer momento al paciente (primera cirugía en mayo del 2010) se le sustituyó la válvula aórtica, colocándole un conducto valvulado, que es una especie de prótesis en forma de tubo. Para ello se llevó al paciente a hipotermia profunda en el que se le bajó la temperatura corporal desde los 37° C hasta los 16°C y se sometió a circulación extracorpórea para colocar el conducto a las arterias coronarias”.
Para este primer procedimiento la prótesis implantada tuvo un costo de $3 mil y los médicos esperaron un año más, es decir, mayo del 2011 para proceder a efectuar la segunda operación que era más compleja y según Méndez, en la literatura analizada, no había registros de que la misma se haya practicado anteriormente en el país, por lo que don Carlos constituye el primer caso.
“12 meses después (mayo del 2011) se realizó el procedimiento más complicado y delicado, que consistió en una sustitución del arco y porción descendente de la aorta, por una prótesis llamada trompa de elefante y para ello se le abrió el tórax y se sometió nuevamente a circulación extracorpórea llevándolo a hipotermia profunda, pero ahora por un período de 1 hora y 15 minutos”, expresó Méndez. El monto de la prótesis es de $7 mil y se estima que en la medicina privada el costo de la operación ronda los $200 mil.
PASO A PASO DE LA SEGUNDA OPERACIÓN
Se anestesia al paciente y se le baja la temperatura corporal de manera gradual desde los 37°C hasta los 16°C, mientras se va resacando a la persona cuya sangre se coloca en la máquina de circulación extracorpórea que asume las funciones del corazón y del pulmón.
Se le suministra al paciente sangre oxigenada por las venas del cuerpo a fin de no ocasionar la muerte cerebral del paciente, quien queda en muerte artificial controlada por hora y 15 minutos.
Se procede a abrir el tórax a nivel de la segunda costilla izquierda y el esternón y se hace la remoción completa del arco aórtico y la aorta descendente y se deja los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro y brazos sin ninguna conexión y se instala una prótesis llamada “trompa de elefante” en a aorta torácica descendente, para reorientar el flujo hacia el lumen original del gran vaso.
Una vez terminado el procedimiento se reincorpora la sangre al cuerpo y reanuda el corazón. De manera gradual se va aumentando la temperatura del cuerpo hasta lo normal y cuando se haya constatado que todo está bien, se lleva a la persona a la Unidad de Cuidados Paliativos para que termine su proceso de recuperación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario