Gloriana Corrales gloriana.corrales@nacion.com
Natasha Vargas y Minoshka Solís enfrentaron un duro reto cuando tenían 15 y 16 años: fueron diagnosticadas con cáncer.
A partir de ese momento, ellas cambiaron sus actividades cotidianas por salas de hospitales.
Minoshka se dedicaba al porrismo y a la gimnasia de alto rendimiento. Durante una de sus presentaciones, sintió una molestia en la pierna derecha.
Las radiografías y una biopsia confirmaron que padecía de osteosarcoma, un tipo cáncer que carcome los huesos.
Aunque la recomendación era amputarle la pierna, fue sometida a un reemplazo del fémur, la rodilla y parte de la tibia por una prótesis de titanio.
Ella fue tratada en el hospital San Juan de Dios, donde tuvo que lidiar con personas de mayor edad que no le permitían poner música o ver televisión.
Natasha, por su parte, recibió tratamiento en el Hospital Nacional de Niños para su linfoma de Hodgkin, un mal que ataca al sistema inmunológico.
“Fue como mi segundo hogar. Mis doctores son mis héroes”, aseguró la joven, hoy estudiante de Medicina.
Cuando cumplió 20 años, su caso fue referido al hospital Calderón Guardia, donde al inicio notó un gran cambio en la atención. Ahí se sintió “expediente más”.
Ella reconoce que los adolescentes requieren un trato especializado y un ambiente cómodo. Ellas representarán a Costa Rica en la Primera Convención de Jóvenes con Cáncer y Sobrevivientes, en Ecuador. Allí pedirán que se construyan unidades de tratamiento para muchachos con cáncer. (Ver nota adjunta)
Jóvenes alzarán su voz
Las dos costarricenses que representarán al país en la Convención de Jóvenes con Cáncer y Sobrevivientes participarán en elaboración de una declaración mundial sobre tratamientos, prioridades, derechos y políticas públicas de salud.
Natasha Vargas y Minoshka Solís fueron seleccionadas “por su fortaleza, liderazgo y compromiso de ayudar a los nuevos diagnosticados”.
El evento se realizará del 4 al 8 de mayo en Quito, Ecuador.
Además de ayudar a jóvenes pacientes con su testimonio, intentarán crear conciencia en los gobiernos sobre la necesidad de contar con unidades de tratamiento especializadas en adolescentes.
“Es algo que se necesita. Yo al principio pensé que era un problema de Costa Rica. Es en todo el mundo que los adolescentes quedamos a la deriva y estamos entre los adultos, pero no lo somos”, dijo Solís.
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