Un ambiente de incertidumbre ante los últimos hechos con la trocha en la frontera norte, invade a los vecinos de comunidades que fueron beneficiadas con la construcción de la ruta 1856, Juan Rafael Mora.
Ellos piden al gobierno no abandonar el proyecto, eso sí, que lo que sigue de aquí en adelante tiene que ser con la honestidad y firmeza que la presidenta Chinchilla prometió en su campaña electoral.
Carlos Rivas, quien es comerciante en el sector de Fátima de Sarapiquí, mostró su preocupación por el deterioro de la ruta, lo que ha alejado a los turistas.
Rivas recordó que tenía las esperanzas puestas en este proyecto, pero ahora ya nadie vine a pasear. “Necesitamos que el gobierno vuelva de nuevo con la construcción de la trocha y también nos ayude a impulsar el turismo en la zona”, concluyó diciendo don Carlos Rivas
Adilia Acón, dueña de cabinas en La Trinidad de Sarapiquí, también reciente la baja en el turismo. Ella le pide al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) que la vía pueda seguir hasta esta comunidad, porque acá ya ni el bus para los escolares quiere entrar.
Adilia Acón, dueña de cabinas en La Trinidad de Sarapiquí, también reciente la baja en el turismo. Ella le pide al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) que la vía pueda seguir hasta esta comunidad, porque acá ya ni el bus para los escolares quiere entrar.
Aun así, durante nuestro recorrido por esta vía, encontramos varios grupos de motociclistas y vehículos altos de doble tracción, haciendo el paseo por el sector.
En los kilómetros 19 al 22 de la carretera 1856, hay difícil acceso para vehículos livianos y bajos, en varios sectores había varios metros de piedra bola suelta y sin lastre lo que dificulta el tránsito.
Lo que sí concordaron los dos vecinos de estas comunidades es la bendición de poder tener electricidad las 24 horas del día, antes y durante más de 40 años vieron la luz en sus bombillos solo con planta generada con diésel o gasolina.
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