País tiene 80 estructuras ‘baileys’ con hasta 48 años de antiguedad
Pasos metálicos valen ¢200 millones; uno de concreto llega a los ¢1.000 millones
Viceministro alega que escasez de dinero obliga a vivir con ellos por muchos años
Vanessa Loaiza N.vloaiza@nacion.com 12:00 a.m.09/07/2012
Esos legos gigantes y metálicos con los que juegan los ingenieros se volvieron parte del paisaje, aunque algunos –ya muy herrumbrados– peinen las cuatro décadas. Vivimos entre puentes baileys.
En un país pobre, o en vías de desarrollo para que no suene cruel, estas estructuras son la pomada canaria: resuelven un problema de tránsito y son más baratos.
Y aquí es donde el Gobierno saca la calculadora. Un puente metálico de 55 metros tipo bailey (en honor a su diseñador inglés David Bailey) cuesta ¢200 millones.
Mientras, un paso elevado de concreto con las mismas dimensiones podría costar hasta ¢1.000 millones, según estimó José Luis Salas, nuevo director del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
José Chacón Laurito, viceministro de infraestructura del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), reconoce que el país tiene un rezago en inversión vial y que los cincos no alcanzan para cambiar los baileys instalados.
Volvamos a los números. Según el plan vial de transportes, para que Costa Rica supere el atraso en infraestructura, debe realizar inversiones sostenidas de $2.000 millones anuales durante 25 años.
Sin embargo, los presupuestos juntos del MOPT y del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) no alcanzan ni los $500 millones por año, alegó Chacón.
Acostumbrémonos. El puente metálico entre León XIII y La Uruca se instaló el 21 de mayo del 2008 y ahí sigue. El paso elevado de la ruta nacional 106, entre la Aurora y el Barreal de Heredia, ya cumple cuatro años y el municipio se queja por la falta de mantenimiento.
Mientras, casi tres años cumplió la estructura que está entre Santo Tomás y El Socorro, en Santo Domingo.
Pero esos son poquitos años. Un puente bailey con adecuado mantenimiento tiene una vida útil de 30 años, aseguró Chacón Laurito.
Y de esa longevidad pueden dar fe los vecinos de San Nicolás de Cartago, donde el puente metálico ya superó cualquier expectativa.
Ese antiquísimo paso de acero y remaches se instaló en 1964, tras las erupciones del volcán Irazú. 48 años después ya es parte del paisaje y el MOPT no prevé sustituirlo.
¿Sustituciones? Muy pocas. Según una estimación preliminar, porque el Conavi no tiene los datos precisos, en el país hay 80 puentes bailey funcionando.
La sustitución no depende de los años que lleven instalados, sino del lugar donde se ubican, la urgencia, si es una zona urbana o suburbana, o si es un área de alto tránsito.
El Conavi ya sacó a concurso la construcción de un puente de concreto entre Cinco Esquinas y Tibás, donde dos estructuras metálicas aún no cumplen los dos años.
No obstante, esa zona sufre alta congestión vehicular, y el MOPT no quiere que se perpetúen los cuellos de botella, afirmó el viceministro.
En las proyecciones del Conavi, está previsto cambiar 13 puentes baileys en la zona norte este año y otros 15 en el 2013.
“El haber permitido el tránsito en la General Cañas (donde se abrió el hueco) fue posible en 6 días porque el MOPT tiene una reserva de esos puentes. No sé por qué, pero de alguna manera han satanizado los puentes bailey”, aseveró Chacón.
Frente a toda esta evidencia, y 71 años después de su diseño, en plena guerra mundial, los bailey encontraron una tierra para quedarse, Costa Rica.
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